En 1899 llegaron a la zona los monjes benedictinos, procedentes de Francia, forjadores de la actual Abadía del Niño Dios, primer monasterio de estas características asentado en Hispanoamérica.
Los monjes de esta orden conservan un voto fundado en la oración y el trabajo. Y es justamente su tesonera labor la que ha dado origen a una reconocida industria artesanal de productos naturales.
La apicultura es uno de los aspectos destacados. A consecuencia de ello se han derivado subproductos como miel, jaleas y el prestigioso licor monacal, cuya fórmula milenaria permanece en estricto secreto.
La Abadía tiene una amplía hospedería, que funciona también como casa de retiros, y es un centro de peregrinaciones donde confluyen visitantes de diversos lugares del país, especialmente los días domingos, a quienes se brinda atención espiritual y sacramental.
Se halla situada en las afueras de la ciudad, sobre Ruta Nº 11, a unos 3Km.
Obra que se desarrolla en una longitud de 59,4Km. y consta en su trayecto con 12 puentes, la conexión Victoria - Rosario vincula las ciudades homónimas, cruzando el valle de inundación del Río Paraná.
Esta monumental obra revolucionó la economía y el transporte de mercaderías, convirtiéndose en la vía más corta entre el puerto de Santos -en Brasil- y Valparaíso -en Chile-. Por esto se la denomina "Puente de la Mesopotamia", ya que favorece el intercambio entre esa región y las demás que hasta ahora permanecían inconexas.
Su importancia comunicativa potencia al complejo industrial, agrícola-ganadero y portuario. Además, se abaratan los costos de flete, integrando el transporte por tierra con el fluvial, a través de los grandes puertos del Paraná, principalmente los del complejo sojero-aceitero que rodea a Rosario.
El desarrollo del turismo regional, tanto desde Entre Ríos hacia Santa Fe, como desde el resto del país hacia los centros termales y los carnavales de esta provincia, también se han visto favorecidos por el puente.
Este enlace vial de vital importancia fue inaugurado en 2003. Tiene una extensión total de 60 kilómetros, un puente principal, puentes secundarios y 47 Km. de terraplenes en las islas del Delta del Paraná.
Se accede a esta maravilla de la creación humana a partir de la Ruta 11.
Victoria ha quedado marcada por la historia como "ciudad de las rejas", conservando un rico patrimonio artesanal producto de la laboriosa tarea de los herreros.
Vascos e italianos fueron los pioneros de la vida criolla en esta región, dejando a su paso, y como recuerdo para generaciones futuras, el Barrio de Las Caleras -Quinto Cuartel-, emplazado en las inmediaciones del Puerto Viejo.
En territorio de la modernizada planta urbana, este barrio mantiene sus características originales, siendo el único ejemplo de un primitivo núcleo de poblaciones que, entre casonas de patios inmensos, retiene un trozo importante del pasado de Victoria.
Su valor testimonial está dado por las viejas construcciones, los aljibes, hornos de cal, y el trazado y ocupación del suelo; aspectos de un pedazo de ciudad que ningún visitante excluye de su paseo.
Barrio de Las Caleras - Zona antigua de la ciudad.
Formación boscosa que se extiende al pie del Cerro de la Matanza, el Monte de los Ombúes cautiva a partir de la rareza botánica que lo convierte en el segundo de su tipo en el mundo.
Lo extraordinario de este monte reside en el hecho que el Ombú es un árbol, o más bien una hierba gigante, que crece en soledad, en forma aislada. Sin embargo en este sitio, por su suelo y su clima, o quizás por un capricho de la naturaleza, 400 ejemplares de más de 400 años conforman un monte incomparable.
El Monte de los Ombúes ha sido declarado Reserva biológica de Interés Nacional, por conjugar importancia natural, curiosidad científica, cualidades estéticas y relevancia histórica, ya que a su sombra nació la Patria.
Para acceder al emplazamiento de este encanto vegetal, se debe salir de la ciudad por Ruta 11 en dirección noroeste, girar luego sobre el camino que conduce al Cerro de la Matanza, y continuar a pié la búsqueda del atractivo.
Una simbólica cruz permite ubicar fácilmente el cerro de caliza que, alzado sobre el noroeste de la ciudad, habría sido escenario de una cruenta batalla cuando Victoria aún no era Victoria, sino tierra de minuanes, chanáes, timbúes y charrúas, que libraron tensa resistencia a la ocupación de sus heredades por parte de los españoles.
Lo que se erige allí es un monumento en memoria de los aborígenes exterminados en aquel enfrentamiento de mediados del siglo XVIII, no obstante, con el tiempo, el lugar se ha convertido en un atractivo religioso de significativa convocatoria.
Una cruz mayor secundada por otras cruces más pequeñas, guía por un sendero de tierra el Rosario que cada Viernes Santo recorren en Vía Crucis multitud de fieles.
Se llega saliendo de la ciudad por Ruta 11 en dirección noroeste, pasando la Abadía del Niño Dios y, alcanzada la curva, girando hacia la izquierda por un camino de tierra.
Desde su imponencia edilicia y su aroma a otros tiempos, este Museo Histórico invita a recorrer el pasado de Victoria y zona por las 8 salas que componen su estructura, incluida la cocina y el baño ambos ambientados en otras épocas.
Entre las temáticas centrales de la exposición vale rescatar la muestra de arqueología, la colección de arte sacro, los instrumentos musicales y reproductores sonoros, la artillería, los relojes, las cámaras fotográficas, y los elementos constitutivos de la vida cotidiana en diferentes momentos históricos.
Completan su encanto magnético una fastuosa biblioteca en la planta alta, una galería de arte en el subsuelo, y un jardín francés en el exterior.
El museo lleva el nombre de un escritor, investigador, defensor de la naturaleza y hombre preocupado por el resguardo del patrimonio histórico, Carlos Anadón.
La casona afrancesada, típica de principios del siglo XX, donde funciona actualmente el reservorio cultural, sintetiza por sí misma la rica herencia arquitectónica de Victoria, y fue donada con tal fin por el filántropo Isidro Balbi.
Abre sus puertas al público de martes a domingos de 8:30 a 12:30 y de 15:00 a 19:00. Av. Congreso Nº 593. Teléfono: (03436) 421063.
Pequeña joya arquitectónica característica del arte romántico del medioevo, esta iglesia fue inaugurada en 1875, combinando dos estilos de imponencia: el romano en el exterior y el barroco en el interior.
Dos torres macizas y sólidas caladas por pequeñas ventanillas, dos campanarios, una majestuosa cúpula, una cruz latina sobre el altar, un rosetón mimetizado con el vitral clásico, y un interior decorado por sofisticadas pinturas de Juan Augusto Fusilier, hacen a su estructura particular.
Se erige en el centro de la ciudad de Victoria.
A comienzos de la década del '90, la gran cantidad de extraños avistamientos originó que los medios de comunicación, nacionales e internacionales, se hicieran eco de los testimonios registrados por sus colegas locales, quienes en varias oportunidades obtuvieron sorprendentes imágenes audiovisuales de los sucesos.
Todo ese material conseguido en la zona de Victoria, filmaciones y fotografías, se exhibe en el espectacular Museo del OVNI, un sitio donde creer o creer.
Puede visitarse: de diciembre a marzo: Martes - Domingos de 10:00 a 12:30 / 16:00 a 19:00
De marzo a noviembre: viernes, sábados y domingos en los mismos horarios.
El museo se ubica en la zona noreste de la ciudad, en la esquina de San Miguel y Rondeau. Por consultas, contactarse con la Directora del Museo, Silvia Simondini. TEL (03436) 426601 / 15573082.
E-Mail: reporte@visionovni.com.ar