Escondida entre lomadas y cuchillas, en medio del imponente Delta del Paraná, la ciudad de Victoria ha sido privilegiada con dotes geográficas que la tornan incomparable. Aparece al sudoeste de la provincia de Entre Ríos, apretada entre áreas rurales, humedales y riachos; conservando el aroma a pueblo de otros tiempos y desarrollando a la par sus condiciones de atrapante destino turístico.
Perfecta amalgama de paisajes, mística cultura de sus primeros habitantes, relatos e historia de inmigrantes, estampas de la época colonial y vestigios de un esplendoroso pasado, la ciudad de las Siete Colinas seduce a desafiar la sinuosidad de su terreno y descubrir goce a goce su atractivo.
Es que Victoria fue concebida al más puro estilo español, con un trazado urbano de calles rectas pero en continuo desnivel y delimitado por cuatro bulevares que separan a la ciudad en sí de la zona de chacras, del Quinto Cuartel y del Barrio Abadía… imperdibles de los que todo visitante va en búsqueda, para poder afirmar que conoció la Ciudad de las Rejas.
Playas y balnearios, excursiones paisajísticas, espléndido carnaval, agroturismo, espacios históricos, deportes náuticos e innumerables pesqueros deportivos, conforman la propuesta turística de la ciudad de Victoria, la que alcanza su máxima expresión en la sofisticación de su casino.
Amplia oferta gastronómica, hotelera y recreativa, este destino entrerriano promete a sus visitantes estadía cómoda, placentera, diferente, desestresante y decididamente entretenida en el momento del año que decidan.
Tierras ocupadas desde tiempos remotos por los indios minuanes, cuyo asentamiento habría persistido hasta mediados del Siglo XVIII, las extensiones sobre las que se alzaría con posterioridad la ciudad, fueron durante largo tiempo campo de batalla entre nativos que defendían sus dominios y españoles que llegaban para dominar.
La desaparición de los minuanes se daría en forma paralela con la ocupación de la zona del Cerro de la Matanza por otros grupos.
Ya a principios de 1800, inmigrantes de origen vasco se localizaron en lo que se conocería como Barrio V Cuartel o Barrio de las Caleras, dedicándose a la explotación de la piedra caliza, lo que potenciaría al lugar permitiendo su crecimiento.
Llegaron también por aquellos años inmigrantes italianos, en su mayoría genoveses, quienes pugnaron por la construcción de una capilla, ya que debían recorrer largos kilómetros hasta el poblado de Nogoyá para compartir la misa.
En este contexto alcanzado por el sentido comunitario, en junio de 1809 los vecinos de La Matanza, liderados por Salvador Joaquín de Ezpeleta, inician un expediente de fundación del pueblo que, luego de varias resoluciones favorables, sería archivado en 1810 debido a los sucesos acaecidos por aquellos tiempos en Buenos Aires. No obstante, el 13 de mayo de ese año se bendeciría e inauguraría finalmente el Oratorio dedicado a Nuestra Señora de Aranzazu.
Para 1826 ya había sido determinado el alcance del ejido municipal, elevándose el poblado a la categoría de Villa y efectuándose el trazado de las calles; y en 1829 un decreto del entonces gobernador de Entre Ríos, Juan León Solá, cambiaría el nombre original de La Matanza por el de Victoria.
Victoria alcanzaría el rango de ciudad el 8 de noviembre de 1851 por decreto del General Urquiza, y siempre bajo el Patronazgo de Nuestra Señora de Aranzazu.
Núcleo de la ciudad donde se pueden observar los edificios de sus principales instituciones, entre ellas el Palacio Municipal, la Iglesia, la Jefatura de Policía.
Se despliega en derredor a la Plaza San Martín exhibiendo una importante mezcla de estilos: Colonial- Español, Francés, Italiano, Art Noveau, que hacen de Victoria una ciudad caracterizada por su riqueza arquitectónica e histórica.
En su eje verde ostenta el escenario exclusivo de la Banda Municipal "Sebastián Ingrao", una construcción ovoide y rica en balaustres concretada en la década del '20, y sobre la cual diariamente se ofrecen las ya típicas retretas.
El Centro Cívico forma parte del conjunto urbano arquitectónico, constituyente del casco histórico de Victoria que ha sido declarado Bien de Interés Histórico Nacional.
Se asienta en el entrecruzamiento de calles San Martín y F. Ezpeleta con Av. Congreso y Sarmiento.
Desplegándose entre el verde paisaje y el amarronado cruce del riacho Victoria, la Avenida Costanera "Dr. Pedro Radío" constituye el punto de encuentro social y recreativo, tanto de lugareños como de turistas.
Ámbito de paseos apacibles disfrutando de la belleza del entorno, pero también de entrenamiento, ejercicio y otras actividades al aire libre, la costanera reúne las más diversas preferencias.
Desde ella puede practicarse la pesca, mientras los deportes náuticos encuentran su lugar preferencial en el Club de Náutica erigido en su trazado.
Incluso la vida nocturna transcurre en gran medida sobre la línea costanera: restaurantes, bares, boliches bailables, hotel- casino y, durante el verano, desarrollo de los fantásticos carnavales victorienses, llaman a la diversión rozando la naturaleza.